Se acerca el período en el que los excesos de comida y bebida, están a la orden del día. Es imposible eludir las comidas familiares, de empresa, amigos, etc.
Nuestro consejo no es que evites estas reuniones, pero sí que lo hagas de modo consciente y planificado.
Uno de los grandes problemas es que empezamos a comer mal y en exceso desde mitad de noviembre y no acabamos hasta pasado el día de Reyes. Cuando en realidad lo que deberíamos hacer es reducir las comidas de fiesta a sus días correspondientes y en los días no festivos, volver a la rutina de alimentación saludable. Un modo sencillo de lograrlo es no cocinar en exceso, sólo la que vayamos a consumir en el día.
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Antes de asistir a un evento, comida o cena, debes intentar no acudir con demasiada hambre. Si puedes salir de casa con algo en el estómago, sentirás menos deseos de comer compulsivamente; tu cuerpo tendrá nutrientes en circulación para enfrentar sus necesidades de energía y segregará ciertas hormonas como la leptina, responsable de generar la señal de saciedad en el cerebro y por lo tanto de inhibir la ingesta de alimentos.
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Bebe mucha agua. La sed suele ser confundida muchas veces con hambre. Asegúrate de estar bien hidratado.
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Evita el consumo de alcohol o consúmelo con moderación, ya que es un gran hepatotóxico (sobrecarga el metabolismo del hígado) que además aporta energía (calorías) e impide que utilices la grasa como combustible.
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Procura no saltarte comidas, ni “acumular hambre” para el gran evento. Si tienes mucha hambre, serás menos capaz de elegir consciente y correctamente tus alimentos. Te apetecerán alimentos más pesados, calóricos e insanos.
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Al día siguiente, sugerimos que realices una comida ligera, que ayude a tu cuerpo a depurarse. Procura evitar los hidratos de carbono, sobre todo azúcares, harinas refinadas: pan, biscotes, galletas, pasta, etc. Consume muchas verduras, hortalizas y frutas, sopas, caldos, consomé, y alimentos con gran acción depurativa, como el brócoli, alcachofa, apio, pepino, ajo, cebolla, puerro, papaya, piña, uvas, limón, pomelo, agua e infusiones como diente de león, boldo, cardo mariano, hinojo, jengibre y cola de caballo.
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Procura realizar actividad física para activar tu circulación y con ello la eliminación de toxinas a través de la orina, la piel y la respiración.
Disfruta de éstas fiestas sin culpas ni remordimientos; toma decisiones conscientes sobre lo que vas a llevarte a la boca, y pregúntate si realmente lo deseas, si tienes hambre y si lo necesitas, o si solo es por costumbre. A veces es interesante romper ciertos patrones en nuestra conducta, para darnos cuenta que la felicidad de estar juntos va más allá de la comida que hay en la mesa, y que a veces, solo un cálido abrazo es el alimento que más necesitamos.
¡FELICES FIESTAS!
Artículo escrito por Jessica E. Koberstein.
Nutricionista y Nutrigenomista en Clínica Ilion.