El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDHA) es uno de los problemas psiquiátricos más frecuentes en los niños. Se trata de un problema neurológico que suele comenzar en la niñez y cuyo patrón es la pérdida de atención, hiperactividad y cierta impulsividad. Provoca alteraciones en la estructura y función de la neurotransmisión cerebral.

¿Cómo podemos reconocer o diagnosticar el TDHA?

Para el diagnostico de esta enfermedad reunimos una serie de síntomas que se pueden manifestar:

  • Se presenta a una edad temprana anterior a los 12 años.
  • La intensidad y frecuencia en la que se presenta es superior a lo normal para la edad y etapa del crecimiento del niño.
  • Dificultades en el desarrollo escolar, familiar y social.

Se debe descartar que no exista otro problema médico que pueda provocar esos síntomas como una droga, un toxico u otro problema psiquiátrico.

No es necesario reunir todos los síntomas detallados ni tampoco es importante la intensidad con la que se presenten, únicamente con la manifestación de uno de ellos a cualquier intensidad puede desembocar en el diagnostico final de TDHA en el niño. Aunque exista la intuición clínica de diagnosticar esta enfermedad antes de los 6 años se requiere haber superado esta edad, cuando se comienza la educación primaria coincidiendo con las primeras dificultades en el rendimiento escolar.

Esta enfermedad aparece acompañada de otros trastornos psiquiátricos casi en un 70% de los casos de TDHA. Esto complica mucho el diagnostico, empeora la evolución de la enfermedad y el tratamiento tiene un menor efecto positivo. Entre las comorbilidades más frecuentes encontramos: trastorno negativista desafiante, trastorno del sueño, trastorno de la conducta o trastorno de ansiedad.

¿Cómo se puede presentar el TDHA?

Esta enfermedad se puede presentar de diversas formas según el DSM-5 Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales:

  • La primera donde la conducta prevalente es el déficit de atención (más frecuente en niñas).
  • Una segunda donde la conducta prevalente es la hiperactividad y/o impulsividad.
  • Y una tercera donde se presentan los tres síntomas: déficit de atención, hiperactividad e impulsividad.

¿Cómo saber si mi hijo padece TDHA?

Existen unos cuestionarios para padres que sospechen que su hijo pueda padecer este trastorno, son cuestionarios que utilizan los profesionales para diagnosticar la enfermedad basados en criterios del DSM-5. Si se cumplen un número determinado de síntomas entonces podría padecer esta enfermedad y debería ponerse en contacto con un especialista para que este corrobore el diagnóstico y comience su tratamiento.

¿Qué prevalencia tiene el TDHA?

La prevalencia de esta enfermedad en niños es muy frecuente, incluso por encima de otras enfermedades mentales como esquizofrenia o trastorno bipolar.

En España sitúan la prevalencia en un 6,8% en niños y adolescentes. Baja el porcentaje a un 5% en la Unión Europea, o en un 5,8% a nivel mundial de esta enfermedad.

Causas del TDHA o ¿Qué pueda causar el TDHA? o Factores que causan el TDHA

Las causas del TDHA se deben principalmente a factores genéticos y ambientales. Tiene por encima de todo un componente genético con un 76% de factores vinculados a los genes aumentando cinco veces el riesgo de desarrollar esta enfermedad en niños con antecedentes familiares de TDHA. Dentro de los factores ambientales encontramos: infecciones del sistema nervioso central, traumatismos craneoencefálicos en la infancia, encefalopatía hipóxico-isquémica, bajo peso al nacer, prematuridad, consumo de tóxicos (tabaco o alcohol) durante el embarazo, pero uno de los más destacados es la dieta: alimentos y alergias a aditivos, tóxicos ambientales y metales pesados, dietas bajas en proteínas y alto consumo de carbohidratos, desequilibrio de minerales y ácidos grasos esenciales (AGE), déficit de fosfolípidos, aminoácidos y vitaminas del complejo B, o trastornos del tiroides.

En la sociedad actual la dieta y hábitos alimentarios se han caracterizado por un aumento del consumo de energía, aumento de grasas saturadas, ácidos grasos omega-6 y grasa trans y un descenso en el aporte de ácidos grasos omega-3. Es necesario aclarar que los ácidos grasos omega-3 y omega-6 son ácidos grasos esenciales, y se llaman así por la imposibilidad de producirlos en nuestro propio organismo por lo que se deberían incluir en la dieta diaria. La relación de consumo de los ácidos grasos omega-3 y omega-6 debería ser de un ratio 1:1, es decir deberíamos consumir en la dieta la misma cantidad de cada uno de ellos, sin embargo en la dieta occidental no encontramos un ratio de consumo 15:1.

La deficiencia de AGE (grasos esenciales) incluyen una amplia variedad de síntomas como sequedad, piel escamosa, polidipsia (necesidad urgente de beber) y poliuria (volumen de orina exagerado). Comparando los niveles plasmáticos en diferentes estudios de niños con TDHA se encontraron niveles significativamente bajos de ácidos grasos omega-3, sumando otros estudios que demuestran que la deficiencia de estos AGE aumenta los problemas de conducta y aprendizaje.

Estas investigaciones demuestran como una suplementación con omega-3 mejoran la atención y aprendizaje en niños con TDHA aunque solamente se han demostrado resultados totalmente concluyentes en aquellos niños con niveles plasmáticos deficientes de omega-3. Si bien es cierto que en la dieta occidental se consume muy poco pescado y dicha suplementación podría tener los mencionados efectos positivos como tratamiento de TDHA.

¿El TDHA tiene cura?

Por supuesto, el trastorno por déficit de atención y/o hiperactividad tiene posibilidades de curación con una gran tasa de éxito. Las características de cada niño son diferentes y desde Clínica Ilion trabajamos en conjunto diferentes especialistas que fundamentan su alto éxito en el tratamiento de esta enfermedad basándose en un tratamiento nutricional incorporando una dieta personalizada unido a una adecuada suplementación, apoyado por un tratamiento psicológico que consta de terapia congnictivo-conductal junto con la terapia psicoeducativa que involucra a padres y profesores.

Artículo escrito por Francisco Abarca, nutricionista y nutrigenomista de Clínica Ilion.

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