¡Ay, mis abuelos!1
Así se titula un libro de referencia sobre la influencia de los antepasados en la vida de cada persona. Fue escrito por Anne Ancelin Schützenberger, quien documentó cientos de casos de accidentes, enfermedades… que se producían en fechas similares a la que le ocurrió a los ancestros.
Alejandro Jodorowsky y Marianne Costa publicaron también un extenso libro acerca del sistema familiar y concluyeron que de los abuelos heredamos patrones afectivos y emocionales y de los bisabuelos heredamos patrones cognitivos, creencias y fanatismos.
2
¿Por qué conocer su historia? Para comprender determinadas actitudes que saltan como un resorte de nosotros hacia la vida en general y hacia situaciones en particular.
Pero no hay que buscar tan atrás su influencia en nuestras vidas. Actualmente, muchos abuelos y abuelas cuidan de sus nietos para que los padres puedan continuar trabajando para mantener a su familia.
Así, cuando papá o mamá pasan mucho tiempo ausentes, la abuela y el abuelo se convierten en figuras de referencia para los niños y niñas. ¿Cuánto tienes tú en tu forma de ser, de elegir… de tus abuelos?
Cuando los abuelos son muy rígidos e intransigentes, es común encontrar nietos que muestran grandes dotes de empatía. A nivel del inconsciente familiar, los nietos muestran a sus abuelos lo que no pudieron ver.
Sin embargo, una vez conocida la historia de ese niño que se convirtió en ese abuelo distante y frío, se encontrará paz, amor y respeto aceptando la vida tal como fue y dejando en el pasado lo que fue. Se honran todas las historias que nos han hecho hueco para estar hoy aquí y continuamos adelante.
A continuación, un bonito relato de Rebecca Linder Hintze:
Para ilustrar la respuesta, traemos aquí un cuento que relata Rebecca Linder Hintze en su libro “Cómo sanar tu historia familiar”:
Érase una vez una joven recién casada que empezó a cocinar un jamón para la cena. Cuando le cortó las dos puntas y lo puso en la cazuela, su marido le preguntó por qué lo hacía, y ella le respondió: “Así sabe mejor.” Después, sin embargo ella misma se hizo esa pregunta, así que llamó a su madre, que era la que le había enseñado a cocinar. “¿Por qué me dijiste que le cortase las puntas al jamón?”, le preguntó.
Su madre dijo: “No estoy segura, pero sé que así sabe mejor. Y así es como lo hacía mi madre.”
La joven llamó entonces a su abuela y volvió a preguntar: “¿Por qué le quitamos las puntas al jamón?”
Su abuela le respondió: “Por que si no, no cabe en mi cazuela.”
Aunque la joven de la historia creía que el sabor del jamón mejoraba si le quitaba las puntas, esa costumbre se originó sencillamente por conveniencia. Al darse cuenta de la verdad, comprobó el tamaño de su cazuela y descubrió que le cabía toda la pieza del jamón, así que modificó su comportamiento.
Las percepciones de la realidad de los ancestros se convierten en la base de los sistemas de creencias de los descendientes.
Artículo escrito por nuestra compañera Maika Rodríguez, Biodescodificadora.
Bibliografía:
- Título del libro de la autora Anne Ancelin Schützenberger.
- Jodorowsky, A., Costa, M. Metagenealogía. 1st ed. Siruela; 2011.