Los motivos para hacerse un piercing en el cuerpo son bastante diversos: puede ser por moda, diferenciarse de los demás, identificarse con un grupo social, potenciar sensaciones eróticas o por decoración. Junto a ello, hay que tener en cuenta que las razones estéticas y las de salud van de la mano, pues un piercing en el cuerpo puede acarrear lesiones en la piel, creando infecciones, cicatrizando mal y provocando lesiones.
Por lo tanto, hay que tener en cuenta 10 posibles consecuencias que podría acarrear una perforación en la lengua antes de hacerse un piercing.
- Acumulación de placa dental o sarro: Un piercing puede favorecer la acumulación de sarro, hay superficies rugosas (como la unión de la rosca) en las que se puede depositar la placa, por lo que aumenta la cantidad de bacterias y se inflama la mucosa.
- Inflamación de la zona: Con frecuencia al colocar el piercing la zona de la herida se inflame y puedan surgir sangrados. Tras 6-8 horas del procedimiento comienza un proceso inflamatorio local, alcanzando su auge a los 3-4 días posteriores a la intervención. Esta inflamación puede agravarse si sumamos una infección.
- Deformaciones linguales, alergias y úlceras: El piercing roza repetidamente la misma área y se pueden desarrollar úlceras por irritación constante. Puede aparecer también reacciones de hipersensibilidad. Además, el metal del piercing también podría generar angioedema.
- Fracturas dentales: El piercing suele generar el hábito de empujar y jugar con el pendiente contra los dientes. Estos golpes pueden provocar la rotura de algún diente.
- Daños en el esmalte, encías o empastes: Los pequeños microgolpes constantes del piercing pueden generar microfracturas en el esmalte e incluso empujar la encía haciendo recesiones exponiendo la raíz del diente.
- Alteración del gusto y del habla: Suele ser habitual después de la colocación del pendiente que haya una mayor dificultad para masticar, hablar y pronunciar ciertas letras. Sobre todo, el piercing de la lengua ya que perforamos las papilas gustativas y el alto riesgo de sufrir una infección en ella. Los piercings en los frenillos pueden dificultar el habla.
- Dificultades para masticar y salivación excesiva: Al introducir un cuerpo extraño siempre tendemos a salivar más. Los piercings en los frenillos pueden ocasionar problemas en la masticación.
- Problemas de halitosis: El piercing es un elemento más para tener que limpiar en nuestra boca ya que acumula tanto placa como bacterias. En el interior de la perforación pueden introducirse bacterias y restos de alimentos que causen el mal aliento.
- Ingestión del pendiente: El piercing se puede soltar con el grave riesgo de ser aspirado y causar obstrucción pulmonar. En el caso de tragarlo depende del tipo de piercing corremos el riesgo de poder perforar cualquier parte del aparato digestivo.
- Más riesgo de cáncer oral: Un piercing en la boca podría llegar a generar úlceras por la irritación constante y como consecuencia ocasionar un cambio en la estructura de la mucosa y ocasionar lesiones precancerosas, precursoras del cáncer oral.